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lunes, 21 de junio de 2010

Batalla del Bosque de Hürtgen

Después de consolidado el desembarco en Normandía y repuestos del fracaso de la Operación Market-Garden, la ofensiva aliada comenzó e empujar a los alemanes hacia el este. Los alemanes declararon a París ciudad abierta y poco después el General Model sugirió al alto mando alemán que le permitieran la retirada hasta la Línea Sigfrido. Pero eso no podía ser aceptado por Hitler, quien sólo aceptó retroceder las líneas a un frente por delante de dicha línea, así el frente de guerra alemán era trasladado al Muro del Oeste, mientras que en la Muralla del Atlántico apenas quedaban focos aislados de resistencia que fácilmente sumaban los 200 mil hombres. El 10 de setiembre de 1944, la primera patrulla aliada cruzó la frontera al sur de Aachen en el frente que se alineaba paralelo a la Línea Sigfrido. Encarando a las fuerzas estadounidenses aparecía un cinturón de bosques, el Hürtgenwald, que formaba parte de la línea de defensas alemanas. Tres días después, el 13 de setiembre, las fuerzas estadounidenses lanzaban su ataque a través de la enmarañada foresta de Hürtgen.

La importancia militar de Hürtgen

El bosque de Hürtgen o Huertgen era un refugio desde donde los alemanes podían reagruparse y atacar. Es por esa razón que los mandos aliados decidieron que era mejor ocuparlo, que rodearlo y por tanto se empeñaron en desalojar a los alemanes, a pese de lo difícil y costoso que resultaría. Por su parte y por razones similares, también los alemanes defendieron el bosque de Hürtgen, pero especialmente porque las dificultades que ofrecía el terreno facilitaban su defensa, particularmente teniendo en cuenta que contaban con sólo una fuerza reducida de defensa, pero decidida a mantenerse firmes en sus posiciones. Había también razones de tipo estratégico. La cercanía de la frontera belga les ofrecía la oportunidad de bloquear el avance aliado hacia Holanda, las represas eran vitales para la zona y finalmente, porque detener el avance enemigo al oeste del Rur les brindaba el tiempo que requerían para reagrupar las fuerzas necesarias para lanzar la contraofensiva en las Ardenas.

El Bosque de Hürtgen

El Bosque de Hürtgen, abarca en realidad también los bosques de Roetgen y Wenau que se extienden desde la frontera entre Alemania y Bélgica, en un área de unos 120 Kms2, formando un triángulo con las ciudades de Aachen, Monschau y Duren. Al sur del bosque se encuentran las tierras altas y hacia el norte la planicie cruzada por numerosos ríos, en especial el Rur. Siete represas proveen de agua y suministran la energía eléctrica a la región. Lo que fue el campo de batalla, comprendió un rectángulo formado por los poblados de Eschweiler en el noroeste, Duren en el noreste, Rutgens en el suroeste y la represa de Schwammenaul en el sureste.

General Brandenberger
General Brandenberger

El medioambiente

La combinación de mal tiempo, el bosque en sí y la moderna maquinaria de guerra convirtió al bosque de Hürtgen en el "Grune Holle" (Infierno Verde) que no sólo fue causa que los soldados se atemorizaran, ante la enorme sensación de indefensión que causaba, sino también por la claustrofobia que el enmarañado bosque les hacía sentir. Las copas de los árboles de 7 a 30 metros de alto ocultan el sol, mantienen el suelo húmedo y el ambiente se hace más tenebroso al permanecer sumido en la penumbra. Los abetos crecen tan cerca unos de otros, que en muchas partes sólo es posible andar a gatas entre los troncos, pues las ramas tejen un enrejado a un metro del suelo que hace imposible que un hombre avance erguido. En el bosque, la orientación es sumamente difícil y dependiente de las brújulas, porque casi no hay puntos de referencia con el que se pueda uno guiar, excepto por los rompefuegos, que de tanto en tanto zanjan el bosque formando verdaderos caminos.

Obstáculos y trampas

Además de los obstáculos de la Línea Sigfrido, es decir, casamatas, búnkeres y trincheras, la foresta estaba sembrada de minas antitanque y antipersonal, trampas cazabobos, alambres de púas, estacas etc. Las tropas defensoras estaban equipadas con antitanques panzerfaust y panzerschreck. Como la observación queda limitada a unos pocos metros, la orientación para guiar el fuego de artillería era muy difícil y por eso mismo, no era raro que las unidades perdieran el rumbo o quedaran extraviadas en el bosque. Resultaba imposible seguir las trochas de los cortafuegos, usándolos como caminos, porque siempre se encontraban bloqueados por troncos de árboles, minas, alambradas de púas, trampas cazabobos y obstáculos resbaladizos que hacían imposible que los hombres pudieran escalar, a menos que tuvieran ayuda desde fuera de la zanja cortafuego. Los morteros además de la artillería fueron usados con gran profusión y a medida que las explosiones iban desforestando el bosque, se hacían más efectivos contra las fuerzas enemigas.

Hurtgen

El clima

En el otoño de 1944 el clima era extremadamente húmedo porque llovía durante días seguidos, además la niebla y el aire gélido hacía la vida miserable a los soldados. A medida que avanzaban los días, la niebla se convertía en bruma y la lluvia daba paso a las nevadas. Pero, aunque no lloviera o nevara, de las copas de los árboles constantemente caían pequeños chorros o interminables gotas de agua. Las trincheras y los puestos de observación se anegaban y congelaban impidiendo a las tropas moverse con facilidad. Los soldados dormían en el lodo de las trincheras y los abrigos se humedecían y congelaban haciéndolos muy pesados de llevar. Como el suelo es arcilloso en esa área, el lodo resulta de consistencia aceitosa, haciendo perder el equilibrio a cualquiera, al primer desnivel del terreno, por lo que era común que los soldados resbalaran por un risco oculto bajo la vegetación. Lo peor de esas caídas, era el temor que sentía el soldado al no poder reincorporarse a la unidad por lo extremadamente difícil que resultaba ascender la cuesta enlodada, teniendo además en la mente el temor a un francotirador en las espaldas. Miles de hombres sufrieron de "pie de trinchera", congelamiento de miembros o enfermedades respiratorias. El paso de los vehículos transformaba los cortafuegos en zanjas de lodo, el agua y el barro inutilizaba los equipos de radiocomunicaciones, el frío congelaba baterías eléctricas o el agua de las cantimploras y las armas fallaban cuando menos debían.

En Hürtgen el apoyo aéreo era imposible, los tanques inútiles. Los efectos de la artillería cambiaron los métodos de supervivencia, por ejemplo, para no morir o ser herido por las explosiones que destrozaban los troncos de los árboles disparando las astillas como lanzas y flechas, no era aconsejable lanzarse al suelo, sino más bien protegerse, parado al lado de un grueso tronco de árbol.

La moral de las tropas

Bajo una situación así, la moral de las tropas estadounidenses se resquebrajaba con facilidad, ocasionando escenas de pánico y en no pocas ocasiones, la huida o desbandada de unidades enteras. Muchos hombres eran arrestados por incumplir las órdenes y miles de ellos fueron evacuados presentando cuadros de severas alteraciones psicológicas.

Los soldados de la reducida fuerza alemana, tenía la moral baja, debido a las continuas derrotas desde el desembarco en Normandía y por ello sólo peleaban por su seguridad personal o gracias al estricto y eficaz entrenamiento. Pero, por causa de la orden de no retroceder, algunos soldados alemanes optaron por la rendición, antes que enfrentar la furia de sus superiores. No era raro, en los dos bandos el que algún envidiara al compañero que supuestamente podría haber sido hecho prisionero.

El laureado escritor Ernest Hemingway, dijo que la Batalla de Hürtgen se comparaba a la ofensiva británica en Paschendale, durante la Primera Guerra Mundial. Los alemanes hicieron comparaciones similares con acciones ocurridas en 1917-1918 y hasta con los combates en el Frente del Este.

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Fuerzas alemanas

Manteniendo esa parte del frente, bajo la jurisdicción del Grupo de Ejércitos B del Mariscal de Campo Walter Model, se encontraba el 7mo Ejército del General Brandenberger. Las reducidas fuerzas de Brandenberger deberían contener a ocho Divisiones de Infantería y 2 divisiones blindadas estadounidenses. Las fuerzas alemanas la componían las divisiones 3ra Fallschirmjäger, 12 Volksgrenadier, 47 Volksgrenadier, 89 Infanterie, 116 Panzer, 272 Volksgrenadier, 275 Infanterie, 344 Infanterie y 353 Infanterie.

La 275 División Volksgrenadier que se hizo fuerte en el bosque desde octubre de 1944 y que opuso una exitosa resistencia a las divisiones estadounidenses 9 y 28, durante los primeros intentos aliados por ocupar Hürtgen. Sin embargo al 16 de noviembre esa unidad había absorbido otros 37 batallones, aunque al comenzar el ataque estadounidense, sólo dos batallones de los regimientos 275 y 985 fueron los que soportaron el ataque de la 22 División estadounidense.

Hurtgen
Un aspecto del bosque después de la batalla

La artillería alemana estaba al mando del General Hans Schmidt con 25 piezas motorizadas de 150mm, 122mm y 105mm, más 106 piezas de campo de varios calibres desde 88mm a 210 mm, sumando un total de 131 piezas, aparte de morteros. Las fuerzas de Schmidt contaban también con 21 cañones de asalto, 22 antitanques de 75mm y un antitanque de 88mm.

Fuerzas estadounidenses

El 12 de setiembre las primeras unidades de avanzada de la 1ra División de Infantería y de la 3ra División blindada de EEUU, de los 120 mil efectivos estadounidenses que participaron en los combates, se aproximaron a la frontera alemana en Roetgen al sur de Aachen. Participaron las divisiones 1ra Infantería, 3ra Blindada, 4 Infantería, 8 Infantería, 9 Infantería, 28 Infantería, 78 Infantería, 83 Infantería, 5 Blindada, 7 Blindada, 366 Grupo de combate y 82 Aerotransportada

Primeros combates

La primera unidad que entra en el Bosque de Hürtgen es la Fuerza de Tarea B del 3er Comando de Combate al mando del Teniente Coronel William Lovelady. Al día siguiente, se enfrentan a la Línea Sigfrido al norte de Roetgen y un día después la 9 División, que cubre el flanco derecho de Lovelady, penetran en el centro del Bosque de Hürtgen enfrentándose al 74 Cuerpo alemán, que los desaloja, sale del bosque y ocupa el pueblo de Schevenhütte.

A partir de ese día, ocurren un sinnúmero de batallas en toda el área. Los mandos aliados envían divisiones tras divisiones al combate, para reemplazar a otras tantas, que diezmadas, son retiradas a retaguardia. Un aspecto que descuidaron los estrategas estadounidenses fueron las represas, pues de haber podido tomar el valle rápidamente, los alemanes lo podrían haber inundado, causando miles de muertos más y deteniendo la ofensiva. Sin embargo, ese aspecto no fue considerado siquiera a la hora de planificar las operaciones.

Las fuerzas alemanas infligieron enormes pérdidas a los estadounidenses que soportaron al menos 24 mil bajas contra 12 mil alemanas. El resultado de la batalla no fue halagador para los aliados, porque los 120 km2 ocupados no tenían ningún valor estratégico para la consecución de la campaña y a los alemanes les sirvió para preparar su ofensiva en las Ardenas. Por ello, debido al alto costo y al tiempo que les tomó a los estadounidenses ocupar el bosque, la Batalla de Hürtgen, que en buena cuenta fueron un gran número de pequeñas batallas, quedó oculta en la historia y ensombrecida por la posterior contraofensiva alemana en Las Ardenas.

El General James M. Gavin comandante de la legendaria 82 División Aerotransportada en su ensayo: La sangrienta Hürtgen. La batalla que nunca debió pelearse, dijo:

"Si para los alemanes la Batalla de Hürtgen fue la Primera Fase de la Batalla del Bulga, para los estadounidenses tratar de ocupar el bosque fue una horrorosa equivocación."

miércoles, 2 de junio de 2010

Rumania durante la Segunda Guerra Mundial

Rumania durante la Segunda Guerra Mundial




En junio de 1941, tras un breve período de neutralidad bajo el reinado de Carlos II (o Carol II), Rumania se une a las fuerzas del Eje durante la dictadura de Ion Antonescu. A partir de junio de 1941, con la invasión de la URSS, varios cientos de miles de soldados rumanos combaten en la Unión Soviética contra el Ejército Rojo junto a la Wehrmacht alemana. Varios cientos de miles de judíos perecieron de resultas de actos de barbarie cuya responsabilidad incumbe directamente al Estado rumano. En agosto de 1944 el hijo del rey Carlos II, Miguel I depone a Antonescu por medio de un golpe de estado, y coloca a Rumanía en el campo de los Aliados. No obstante, a pesar de este cambio de campo, la Gran Rumanía no sobrevivió a la guerra. Rumania perdió algunos territorios en beneficio de Bulgaria y de la Unión Soviética.

La entrada en la guerra

Rumanía era por entonces un Estado relativamente reciente, creado ya avanzado el siglo XIX a partir de Valaquia y Moldavia, y que se disputaban entre sí el Imperio Otomano y el Imperio Ruso, sin olvidar al Imperio Austrohúngaro. El primer rey de Rumania, Carlos I, procedía de una familia de origen alemán, los Hohenzollern-Sigmaringen, y había sido reconocido como rey por las potencias europeas. (Véase Historia de Rumania). En 1913, Rumania se vio engrandecida con la anexión del sur de Dobrudja a raíz del Tratado de Bucarest. Durante la Primera Guerra Mundial, Rumania se mantuvo inicialmente neutral, para unirse posteriormente a los Aliados a cambio de la promesa de obtener el territorio de Transilvania; no obstante, aislada de los aliados occidentales, y tras la paz firmada por la nueva Rusia surgida de la Revolución rusa, Rumania se vio obligada a firmar el tratado de Bucarest, que la obligó a aceptar la ocupación del país por parte de los Imperios Centrales.

Con la derrota sufrida en la guerra por los Imperios Centrales, en 1918, Rumania volvió a encontrarse en el campo de los vencedores en dicha guerra. Mediante los tratados de Saint-Germain-en-Laye, en 1919 y de Trianon, en 1920, la Bucovina, Transilvania, Besarabia y la mitad oriental del Bánato, al igual que algunos territorios orientales de Hungría, pasan a formar parte de lo que se conocerá como la Gran Rumania, que cuenta con una población de 18 millones de habitantes contra 8 millones antes de la guerra.

Tras la guerra, con el inicio de la apertura de explotaciones petrolíferas y el inicio de la industrialización en el país, la situación económica de Rumania pasa a ser relativamente floreciente, lo que no impide, a partir de 1927, el ascenso de un movimiento de tipo nacionalista, ortodoxista y antisemita, la Guardia de Hierro, dirigida primero por Corneliu Zelea Codreanu y posteriormente por Horia Sima.

Rumania intentó mantener un cierto equilibrio entre Alemania, cuya influencia en los Balcanes no cesaba de acrecentarse tras el Anschluss (anexión de Austria) en marzo de 1938, y Francia y el Reino Unido, sin olvidar la presencia de la Unión Soviética, con la que el país mantenía frontera. Así, Rumania firma un acuerdo con el Tercer Reich en marzo de 1939 por el que garantiza a Alemania el suministro de petróleo rumano, pero no participa en el reparto de Checoslovaquia (véase Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial, lo que comporta que, el 13 de abril de 1939, se firme un acuerdo por el que Francia y el Reino Unido garantizan a su vez la independencia de Rumania.

Pocos meses más tarde, la Alemania nazi y la URSS firman el pacto germano-soviético, en el que una cláusula secreta subraya el interés soviético sobre Besarabia, que había formado parte de la Rusia zarista desde 1812, cuando se la arrebataron al Imperio Otomano, hasta 1918.

Ocho días después de la firma de dicho Pacto, los alemanes invadieron Polonia (Invasión de Polonia en 1939). Oficialmente, Rumania se mantuvo neutral, garantizando incluso el derecho de asilo a los miembros del Gobierno de Polonia que huían de la ocupación de su país. El 21 de septiembre, el primer ministro rumano, Armand Călinescu, el cual había efectuado la decapitación en mayo de 1939 de la Guardia de Hierro al detener a buena parte de sus dirigentes, es asesinado por militantes de la Guardia por orden de Horia Sima. Armand Călinescu era sospechoso de desear una alianza con el Reino Unido. El rey Carlos II se esforzó por mantener todavía la neutralidad del país durante algunos meses más, pero la derrota de Francia y el Reino Unido en mayo de 1940 en la Batalla de Francia y la petición de armisticio por parte francesa (Armisticio del 22 de junio de 1940) convertían en casi ilusorias las garantías anteriormente otorgadas por los Aliados respecto de la independencia de Rumania.

La URSS lanzó un ultimátum contra Rumanía el 26 de junio de 1940. El embajador alemán en Rumania aconsejó al rey Carlos II que contemporizase, y, en julio, la Unión Soviética ocupó la Besarabia. Dos terceras partes de Besarabia, junto con una porción de territorio ya anteriormente ruso al otro lado del río Prut pasaron a conformar entonces la República Socialista Soviética de Moldavia. El resto de Besarabia (es decir, la Bucovina del norte y el Budjak) fue incorporado a Ucrania.



Pérdidas territoriales de Rumania en 1940 tras el ultimátum soviético, el Tratado de Bucarest y los Acuerdos de Craiova.


Poco después, el 30 de agosto, con el Segundo arbitraje de Viena, Alemania e Italia obligan a Rumania a la cesión a Hungría (Véase Hungría durante la Segunda Guerra Mundial de la Transilvania septentrional. El 7 de septiembre Rumania firma los Acuerdos de Craiova con Bulgaria, a la que cede la parte sur de la Dobrudja, que había pasado a ser territorio rumano al final de la Segunda Guerra Balcánica, en 1913, por el Tratado de Bucarest. Contrariamente al arbitraje de Viena, los Acuerdos de Craiova con los búlgaros no obedecen a presiones alemanas, sino que pretenden desactivar problemas con la vecina Bulgaria (véase Bulgaria durante la Segunda Guerra Mundial). Pero el hecho de que se hicieran tantas concesiones territoriales sin haber habido ni un solo disparo supone un golpe al prestigio interno del rey Carlos II.

El Gobierno de Ion Gigurtu, constituído el 4 de julio de 1940, fue el primer Gobierno en la Historia de Rumania en el que ocupaba una cartera un militante de la Guardia de Hierro. Se trataba de Horia Sima, que asumió el liderazgo del partido tras el fallecimiento de Codreanu.

Antonescu en el poder

Tras la pérdida de la Transilvania septentrional, la Guardia de Hierro de Horia Sima y el general Ion Antonescu se unieron para compartir el poder, forzar la abdicación del rey Carlos II en favor de su hijo de 19 años de edad Miguel I (Mihai) y gobernar lo que ellos mismos denominaban el Estado nacional legionario, que indefectiblemente se uniría a las fuerzas del Eje durante la guerra.

Una vez en el poder, la Guardia de Hierro reforzaría la legislación antisemita, poniendo en marcha otra legislación paralela de tintes igualmente xenófobos dirigida contra los empresarios y hombres de negocios de origen griego o armenio, y que se aplicará especialmente para permitir el cobro de sobornos por parte de los no afectados. El 8 de octubre de 1940, tomando como pretexto una pretendida petición del Gobierno de Rumania, las tropas alemanas atraviesan la frontera rumana. De hecho no se disparará ni un solo tiro y, algunas semanas más tarde, en noviembre de 1940, Rumania se uniría a las fuerzas del Eje. Muy pronto, los efectivos de la Wehrmacht estacionados en territorio rumano serán de más de 500.000 soldados, que no sólo controlan la producción petrolífera rumana sino que además preparan el posterior ataque contra la Unión Soviética.

Antonescu mantiene su cargo, y para estar en condiciones de recuperar al menos la Besarabia, acepta hacer avances en el compromiso de colaboración de Rumania con los nazis. Pero antes de la entrada en guerra de Rumania, en junio de 1941, tiene lugar un ajuste de cuentas interno entre los rumanos.

La Guardia de Hierro seguía siendo la facción dominante, pero el 27 de noviembre de 1940, más de 60 antiguos dignatarios y dirigentes fueron ejecutados por los legionarios en la prisión de Jilava como venganza por el asesinato de Codreanu dos años antes. Entre las víctimas de los legionarios aparecen el historiador y antiguo primer ministro Nicolae Iorga o el economista Virgil Madgearu, antiguo ministro, a pesar de que nunca estuvieron detenidos.

La cohabitación entre la Guardia de Hierro y Antonescu no fue en realidad fácil. Tras los acontecimientos del 27 de noviembre, la policía al servicio de los legionarios había sido disuelta, y los asesinos de Iorga habían sido asesinados. El 20 de enero de 1941, la Guardia de Hierro intentó asaltar el poder mediante un golpe de estado acompañado por un Pogrom antisemita en la capital, Bucarest, pero Antonescu logró resistir el golpe, y al cabo de cuatro días la Guardia se vio obligada a abandonar el Gobierno. Sima y muchos otros legionarios escaparon hacia el Tercer Reich, que les concedió asilo político, aunque muchos otros fueron encarcelados. En marzo, Antonescu convocó un plebiscito, en el que obtuvo 2 millones de sí frente a tan sólo 3.360 no. Los sindicatos quedaron prohibidos desde finales de 1940.

Como nota adicional, indicar que el presidente interino del Consejo de Ministros se llama también Antonescu, aunque se trata de Mihai Antonescu; por ese motivo, cuando se hace referencia al régimen de Antonescu, la referencia es doble y afecta a ambos personajes.


La guerra en el Frente del Este

El 22 de junio de 1941, el Ejército alemán ataca a la URSS en un amplio frente, desde el Báltico hasta el Mar Negro. El nombre en clave del ataque es "Operación Barbarroja". Desde el inicio de la ofensiva, el Ejército rumano toma parte activa junto a los alemanes. En total, 473.000 soldados rumanos participan en la ofensiva, encuadrados en el 3º y 4º Ejércitos rumanos. De entre las tropas del Eje, se trata del contingente más numeroso, con la exclusión evidentemente de los propios alemanes. Las tropas rumanas atraviesan el río Prut y, junto a los alemanes, recuperan la Besarabia cedida poco antes a los rusos, para luego conquistar la ciudad ucraniana de Odessa, así como Sebastopol.Los rumanos tomaron parte esencial en el dispositivo de sitio de Odessa, finalizado el 14 de octubre de 1941 con la evacuación de la ciudad por parte del Ejército Rojo.

Rumania se anexiona los territorios soviéticos que se encuentran al este del río Dniester, es decir, al este de Moldavia, una región llamada Transnistria, y tras la batalla de Odessa se anexionan a su vez la ciudad de Odessa y su entorno. Los ejércitos rumanos se adentran cada vez más profundamente en la URSS durante los años 1941 y 1942, antes de sufrir el desastre de la batalla de Stalingrado, en la que el Ejército rumano, que ocupaba los flancos de Stalingrado, fue objeto directo de la ofensiva del Ejército Rojo. En noviembre de 1942, el general rumano más destacado del período, Petre Dumitrescu, que se hallaba al mando del 3º Ejército rumano, quedó momentáneamente incluso al mando del 6º Ejército alemán como apoyo para lograr resistir a la ofensiva soviética.


Fronteras de Rumania entre 1941 y 1944).


El Gobierno de Antonescu consideraba como inevitable a medio plazo una guerra abierta con Hungría, aliada también de los alemanes, con motivo del contencioso abierto por el control de Transilvania, pero en febrero de 1943, con la rendición en Stalingrado del 6º Ejército alemán de Friedrich von Paulus y las unidades rumanas que le acompañaban, además de las graves pérdidas sufridas en los distintos ataques del Ejército Rojo, el Ejército rumano queda diezmado, debiendo proceder a la retirada junto con sus aliados alemanes.

El bombardeo de Rumania

Durante todo el período de gobierno de Antonescu, Rumania había sido el proveedor para el Tercer Reich y para los ejércitos del Eje de diversos suministros de importancia, como petróleo, cereales o algunos productos manufacturados. Por este motivo, desde 1943 pasó a ser un objetivo clave de las operaciones de bombardeo estratégico de los Aliados. Según Geoffrey Regan, la operación Tidal Wave (Maremoto), de agosto de 1943, fue una de las más importantes llevadas a cabo por la USAAF, antecesora de la US Air Force: el día 1 de agosto de 1943, 178 bombarderos B-24 despegaron desde Bengasi en Libia, con el objetivo de, tras un vuelo de 3.800 kilómetros, atacar las refinerías petrolíferas construidas junto a los yacimientos petrolíferos de Ploieşti. Puesto que los alemanes habían logrado desde hacía algunas semanas la intercepción y decodificación de algunos mensajes relativos a esta operación, la incursión aérea tuvo que enfrentarse a una fuerte respuesta por parte de la aviación de caza de la Luftwaffe, y únicamente 88 bombarderos estadounidenses lograron regresar a sus bases en la Cirenaica. Por lo demás, los daños causados durante el bombardeo pudieron ser reparados con relativa facilidad, y la producción petrolífera recuperó en pocas semanas su nivel anterior.

Habría que esperar hasta 1944 para que los bombardeos masivos efectuados desde bases más cercanas, en Italia, causasen daños más serios al complejo petrolífero rumano. Bucarest, la capital, recibió igualmente fuertes bombardeos los días 14 y 15 de abril de 1944, efectuados simultáneamente por la USAAF y por la Royal Air Force.



Depósitos petrolíferos en llamas en Ploesti tras una incursión de bombardeo de la USAAF.



Relaciones con Alemania

Antonescu había girado visita a Adolf Hitler desde el 22 de noviembre de 1940, tras su ascensión al poder. Hitler le informó en ese momento de sus intenciones respecto de la Unión Soviética, lo que tal vez ayude a entender el nivel de preparación del Ejército rumano cuando se produjo la Operación Barbarroja. Durante una nueva visita a Hitler, el 12 de junio de 1941 (sólo diez días antes de la invasión a la Unión Soviética), Antonescu declaró que Alemania podría contar siempre con el apoyo de Rumania, siempre que no se tratase de un ataque contra los eslavos. Esto no expresaba los sentimientos del conjunto de la opinión pública rumana, pero sí expresaba claramente los de los grupos de corte fascista del estilo de la Guardia de Hierro. Hay que tener igualmente en cuenta a la minoría alemana de Transilvania, relativamente bien situada económicamente y lo bastante bien organizada como para poder ejercer una notable influencia y que, naturalmente, era favorable a las tesis de una posición dominante de Alemania en el conjunto del continente europeo

Los alemanes se habían convertido en propietarios de la parte de capital que el Gobierno francés tenía en la industria petrolífera rumana, consecuencia de la larga vinculación de Rumania con Francia. Dicha apropiación se produjo ya que ese capital fue uno de los medios utilizados por el Gobierno de la Francia de Vichy para saldar la elevada deuda de guerra que le había sido impuesta en las cláusulas del armisticio del 22 de junio de 1940. El Tercer Reich utilizó dicho capital como medio parcial de pago a Rumania. Como indica Werner Rings: "Para decir las cosas crudamente, el botín era utilizado como medio de pago". La mayoría de los productos entregados por Rumania no recibieron ninguna compensación financiera, y como consecuencia se produjo una espectacular inflación en el país.

El embajador alemán en Bucarest a lo largo del período fue Manfred von Killinger, y el representante del RSHA fue Gustav Richter.

Persecución y exterminio de los judíos de Rumania


Vista de conjunto

En diciembre de 1930, un padrón de habitantes indicaba la existencia en territorio rumano de 756.930 judíos. De entre ellos, unos 420.000 vivían en regiones cedidas en 1940 a la Unión Soviética, Hungría o Bulgaria, con lo que unos 330.000 vivién a las regiones conservadas en esa fecha por Rumania.

Rumanía presenta el caso particular de un país en el que el Estado se implica directamente, junto a los alemanes, en un conjunto de masacres particularmente bárbaras, así como en la organización de campos de concentración, provocando de este modo la destrucción de la mitad de la población judía existente antes de la guerra; pero en el que ese mismo Estado se desvincula finalmente del proyecto nazi de exterminio, rechazando desde 1942 la participación en la deportación de los judíos rumanos hacia los campos de exterminio alemanes, lo que ayuda a explicar que la mitad de la población de origen judío anterior a la guerra haya sobrevivido. Según la Commission Wiesel, el Estado de Rumania asesinó, de diferentes maneras, entre 280.000 y 380.000 judíos en las regiones de Besarabia, Bucovina y Transnistria

Situación de los judíos antes de la alianza con Alemania

Incluso antes de que Rumania pasase oficialmente al estatus de aliada de la Alemania nazi y entrase en la esfera de influencia de esta última, las autoridades rumanas ya habían llevado a cabo una política de marcado corte antisemita, de la que las principales víctimas habían sido los judíos residentes en las zonas orientales del país, ya que se les asociaba persistentemente al comunismo y a una potencia extranjera como la Unión Soviética, así como a los judíos que residían en la Transilvania se les asociaba con el antiguo régimen del Imperio austrohúngaro y, en la práctica, casi como agentes de la vecina Hungría. Varios movimientos de extrema derecha, con fuertes dosis de populismo y fraseología revolucionaria, como la propia Guardia de Hierro fascista, se beneficiaron de un fuerte apoyo popular y gozaron de un cierto apoyo en las esferas gubernamentales cuando solicitaban que los judíos rumanos quedasen excluidos de la posibilidad de ocupar cargos en los que pudiesen ejercer una mínima influencia, o directamente que se les expulsase del país.

La aprobación de las primeras medidas de exclusión tuvo lugar en diciembre de 1937, bajo el mandato del primer ministro Octavian Goga: 120.000 judíos fueron privados de la nacionalidad rumana. Los sucesores de Goga prosiguieron con la misma línea de actuación, aprobando normas de prohibición de ejercicio de determinadas profesiones para personas de religión judía. El 8 de agosto de 1940 se da un nuevo paso en esta política, con la aprobación de nuevas prohibiciones de ejercicio de determinadas profesiones, que además por vez primera se aplican a personas de origen judío pero que han sido bautizadas en el cristianismo. También quedan prohibidos los matrimonios mixtos con personas de religión cristiana. Las distintas discriminaciones, no obstante, tan sólo se aplican parcialmente a los judíos cuya ciudadanía rumana es anterior a 1918.

Como consecuencia de todo esto, en el otoño de 1940 varios millares de judíos abandonan Rumania, partiendo hacia Palestina, lo que a su vez permite que las medidas de prohibición de ejercicio de ciertas profesiones sean cada vez más duras.

La masacre de los judíos en la regiones periféricas

Incluso después de la caída de la Guardia de Hierro, el régimen de Antonescu, que mantiene la alianza con el Tercer Reich, sigue adelante con la política de opresión y de masacres respecto de los judíos y, en una medida algo inferior, de los gitanos.

En las regiones cedidas a la Unión Soviética o a Hungría (Besarabia, Bucovina y Transilvania septentrional) la entrada en guerra de Rumania en junio de 1941, con motivo de la invasión alemana a Rusia, comporta para la población judía el inicio de una fase persecutiva especialmente feroz y mortífera. La mayor parte de las masacres fueron perpetradas por las tropas rumanas en la zonas de guerra, a menudo con la colaboración de los Einsatzgruppen de las SS, pero hubo muchas persecuciones en la retaguardia del frente.

Con anterioridad al desencadenamiento de la Operación Barbarroja, el Gobierno rumano había expulsado a los judíos de las zonas fronterizas con la Unión Soviética, ya que se acusaba sistemáticamente a los judíos de ser partidarios de la URSS. Muy poco después del 22 de junio de 1941 se produjo un incidente con desertores que dispararon contra el Ejército, lo que fue el detonante del pogrom de Iasi: 12.000 judíos fueron asesinados o encerrados en trenes en los que mueren lentamente de hambre o de sed. A finales de julio, Rumania expulsa de entre 25.000 a 30.000 judíos de Besarabia al este del río Dniester, a la Transnistria, de donde a su vez son expulsados por los alemanes. Cuando el control de la Transnistrie es atribuido a Rumania, los rumanos envían allí a 160.000 judíos en condiciones tan precarias que únicamente 135.000 sobreviven al llegar al lugar de destino. La mitad de los 320.000 judíos de Besarabia, de Bucovina y del distrito de Dorohoi fueron asesinados en los meses que siguieron a la entrada de Rumania en la guerra. Tras estas masacres iniciales, fueron todavía objeto de nuevos pogroms, encerrados en ghettos para, finalmente, ser enviados a campos de concentración en la Transnistria. Por lo que respecta a los 150.000 judíos de la Transilvania septentrional, su suerte no es mejor, ya que 120.000 de ellos fueron asesinados poco después por los húngaros.

Las tropas rumanas tuvieron una fuerte implicación en la masacre cometida en la ciudad de Odessa en el otoño de 1941, durante la que fueron asesinados 100.000 judíos. Durante este período, el jefe del Estado de Rumania, Ion Antonescu, estuvo en relación con Wilhelm Filderman, presidente de la federación de comunidades judías en Rumania. El 19 de octubre de 1941, Antonescu se justificaba ente Filderman de esta manera: "En Odesa, los judíos habían empujado a las tropas siviéticas a una resistencia inútilmente prolongada, únicamente para infligirnos más bajas".

La situación de los judíos en la Rumania central

En la propia Rumania, la corrupción se alimentaba con la expoliación de los judíos bajo todas sus variantes posibles. A partir de 1943 se implantó un trabajo forzado para los judíos, por el que 40.000 hombres quedaron sujetos a trabajos de peón cercanos a sus viviendas, debiendo presentarse al alba provistos de picos y palas y, a menudo, llevando su propia comida. 26.000 judíos pudieron pagar para comprar la exención de la aplicación de esta medida.

Paralelamente a la política de la Rumania de Antonescu respecto de la población judía, los nazis ejercieron además presiones para que dicha política se conformase y adecuase con las grandes líneas de la llamada Solución final puesta en marcha por el Tercer Reich a partir de 1942 (para decirlo claramente, el exterminio sistemático de la población judía). No obstante, la misma Rumania que había tan alegremente participado en el exterminio de judíos en Besarabia, en Bucovina o en Transnistria tuvo entonces algunas reticencias, movidas por una especie de turbio sentimiento de tipo nacionalista.

A fines del año de 1941, Gustav Richter, miembro de las SS, y Radu Lecca, el ministro plenipotenciario rumano para los asuntos judíos, habían obtenido de Mihai Antonescu la creación de un Consejo Judío fantasma, el Centrala Evreilor din Romania, pero paralelalente Fiderman y la Confederación siguieron ejerciendo sus actividades y organizando ayudas para los judíos de la Transnistria.

En noviembre de 1941, la embajada alemana en Bucarest consiguió que Rumania se desinteresase por la suerte de los judíos en Alemania, aunque en el «protektorat» de Bohemia-Moravia y en otros países conquistados los cónsules de Rumania siguieron elevando protestas e interviniendo cuando se presentaban amenazas sobre los judíos de nacionalidad rumana, y en julio de 1942 la Embajada de Rumania en Berlín hizo constar que los judíos húngaros no eran deportados, y que difícilmente podía aceptar el Gobierno rumano que sus judíos fuesen peor tratados que los de Hungría.

Siempre en julio de 1942, con gran alegría de Adolf Eichmann, el jefe del RSHA, los nazis parecían haber logrado reunir todas las voluntades para poder proceder a la deportación de todos los judíos de Rumania al distrito de Lublin, en la Polonia ocupada; y en agosto Radu Lecca se trasladó a Berlín para negociar el asunto, aunque se consideró mal recibido y desde entonces se dedicó a retrasae la operación. Pudiera ser que hubiese sido sobornado para ello.

El carácter definitivo del giro en la política rumana no fue evidente para los alemanes sino a partir de diciembre de 1942, cuando conocieron que Antonescu se planteaba autorizar de 75.000 a 80.000 judíos para que emigrasen a Palestina mediante una fuerte indemnización.

Contrariamente al caso de otros países de Europa central y del Este, en los que buena parte de la población judía fue encaminada hacia los campos de exterminio nazis, la buena parte de los judíos rumanos sobrevivieron a la guerra, a pesar de las diversas persecuciones a que fueron sometidos durante la guerra: trabajos forzados, expolio y leyes de exclusión. La Comisión Wiesel resume de este modo una situación tan compleja: " De entre todos los aliados de la Alemania nazi, Rumania carga con la responsabilidad de la muerte de más judíos que cualquier otro país excepto la propia Alemania...Iasi, Odessa, Bogdanovka, Domanovka y Peciora, por ejemplo, se cuentan entre las masacres más odiosas cometidas contra los judíos durante la Shoah. Rumania cometió un genocidio contra los judíos. El hecho de que algunos judíos hayan sobrevivido en ciertas zonas de Rumania no debe enmascarar dicha realidad."

La guerra en territorio rumano

A partir de febrero de 1943 y de la ofensiva del Ejército Rojo tras la derrota de la Wehrmacht en la batalla de Stalingrado, empezaba a parecer claro que la guerra había dado un giro contrario a los intereses de las fuerzas del Eje.

En 1944, como consecuencia de los desastres sufridos en el Frente Oriental y de los bombardeos aliados, la economía rumana cada vez se encontraba en situación más delicada. El resentimiento contra las cargas cada vez mayores de la presencia alemana en Rumania seguía en aumento, y era compartido incluso por aquellos que habían sido los más fervientes partidarios de la alianza militar con Alemania y se la subsiguiente entrada en la Segunda Guerra Mundial.

En mayo de 1944 tiene lugar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial que se desarrolla en territorio rumano, la batalla de Târgul Frumos, pero no es hasta agosto de ese mismo año cuando las tropas soviéticas atraviesan masivamente la fontera rumana y tiene lugar la batalla de Rumania.

El golpe de estado del rey

El 23 de agosto de 1944, el rey Miguel I da un golpe de estado, que tiene éxito, con el apoyo de políticos de la oposición y de parte del Ejército rumano. Se depone a los Antonescu y el rey propone al embajador alemán, Manfred von Killinger, que las tropas alemanas presentes en suelo rumano se retiren, indicando que no serán inquietadas por los rumanos. Los alemanes intentan dar un vuelco a la situación, pero el Ejército rumano se pone a las órdenes del rey para resistirse a los ataques alemanes. Miguel I propone entonces a los Aliados poner a su disposición el Ejército rumano para seguir la lucha, ahora contra los alemanes. Las respuestas de la Unión Soviética y del Reino Unido se hicieron esperar hasta el 12 de septiembre; mientras se celebraban las negociaciones, los soviéticos trataron a Rumania como a un enemigo, y el Ejército Rojo que atravesaba el país se libró a episodios de pillajes, saqueos y violaciones sistemáticos. 140.000 soldados rumanos fueron hechos prisioneros por los rusos.

El 10 de octubre de 1944, en Moscú, Winston Churchill y Stalin llegaron a un acuerdo sobre el futuro de los países balcánicos posterior a la caída del Tercer Reich alemán. Rumania, al igual que Bulgaria, quedaron dentro de la esfera de influencia soviética, mientras que Grecia quedaba en la zona de influencia británica.

El artículo 18 del acuerdo de armisticio firmado el 12 de septiembre de 1944 esipula que " El Gobierno rumano debe someterse a la Comisión de Control aliada...". Y el artículo 14 prevé que los tribunales rumanos deben juzgar a los criminales de guerra.

Finalmente, el Ejército rumano acaba la Segunda Guerra Mundial junto al Ejército Rojo, combatiendo contra los alemanes en Transilvania, Hungría y Checoslovaquia. Durante estos últimos combates, los rumanos sufrieron un elevado número de bajas.



Los habitantes de Bucarest aclaman al Ejército Rojo, el 31 de agosto de 1944, a su entrada en la ciudad como nuevo aliado de Rumania.


La posguerra

En 1947, el tratado de París no reconocía a Rumania el estatus de "co-beligerante". Transilvania es reconocida de nuevo como parte integrante de Rumania, pero Besarabia y el norte de la Bucovina son nuevamente anexionados por la Unión Soviética. Rumania queda así disminuida en cerca de 60.000 km² y de 3 millones de habitantes.

La presencia militar del Ejército Rojo, que supone la ocupación soviética del país, conduce a la abdicación de Miguel I y a la formación de un Gobierno comunista en el mismo año de 1947. Los dos Antonescu habían sido ejecutados en 1946, mientras que el embajador alemán, von Killinger, se había suicidado en 1944.



Mapa de Rumania tras la Segunda Guerra Mundial, con indicación de los territorios perdidos por el país.