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lunes, 10 de enero de 2011

El Niño que llora. ¿ Cuadro maldito?


A mediados de los 80 "Hugo Flores" vendía posters en varias ferias libres. Los afiches mas requeridos eran los de un entonces negro y crespisimo Michael Jackson y los de un Luis Miguel, adolescente, sin señales de músculos y sin ese color Zapllo que su cara agarro a fines de la década. Curiosamente, en el tercer lugar de las preferencias de los clientes de don Hugo no figuraba un ídolo pop. El otro poster que arrasaba en las ventas era uno que pasaría a la historia "freak" chilena, como El Niño que Llora.




Indiscutiblemente triste, el cuadro de aquel llorón rubiecito y de ojos azules, por alguna razón gustaba mucho a los clientes de las ferias y había semanas
en que se vendía como pan caliente. Durante años, la imagen del pequeño de las lagrimas peleo codo a codo en el ranking de ventas contra el rey del pop y contra la entonces promesa de la balada latina. Pero esa conmovedora sensación que inspiraba el pequeño, se esfumo de un minuto a otro. Un rumor empezó a correr, poderoso e imparable, y termino por convertirse en mito. Y como tal, mientras mas se ventilaba, mas versiones generaba:

1. El cuadro, del que también se vendían reproducciones en oleo en la Plaza de Armas y en algunas pinacotecas, traía mala suerte. Las familias que lo llevaban para decorar sus casas, se peleaban o vivían catástrofes.

2. De medianoche, el que quisiera, podía hacer pacto con el mismísimo . Había que invertir el cuadro para lograrlo.

3. Si el cuadro se giraba en 90 grados, era posible ver a una figura monstruosa que aparecía devorando al pequeño. Esto demostraba supuestamente el carácter maléfico de la pintura.


4. La mejor forma de terminar con la maldición del cuadro, era quemandolo.

"La gente me empezó a decir que el poster era diabólico, pero yo nunca creí en eso. Ademas, personalmente, no me gustaba el cuadro, porque yo soy llorón y no quería ver a alguien en la misma, y en mi casa. De repente se empezó a vender menos, cada vez menos, hasta que ya nadie lo pedía", recuerda Hugo Flores. Y no era que solo ya no lo quisieran, sino que los que lo habían adquirido empezaron a deshacerse del cuadro. A comienzos de los 90 ya casi no había señales de la imagen.

La señora Iris Rebolledo recuerda que era tan fuerte el rumor de la maldición que escondía el cuadro, que con su marido decidieron deshacerse de el en 1982. Y lo quemaron. No se había acordado del tema hasta hoy. Quedo inquieta después de las preguntas y al otro día, cuando estaba en la peluquería, decidió poner el tema en el tapete. La historia que narro paro los pelos de los clientes que estaban ahí. Y no solo eso, sino que provoco una seguidilla de confesiones: una mujer contó que cuando estaba en el colegio, el cuadro colgaba en una de las salas de clases y que a los niños les daba miedo entrar ahí. Creían que era satanás.

Iris pensó que el tema llegaría hasta ahí, pero aun quedaban un par de anécdotas por escuchar. Otra de las clientes recordó que su cuñado había tenido la imagen en su casa y que solo había vivido desgracias; y otro, confeso que una vez había obsequiado un bosquejo a lápiz del Niño y a la persona que lo había recibido le había empezado a ir de mal en peor.
Tratando de encontrar una explicación del fenómeno, recorrimos ferias, mercados persas, anticuarios y pintacotecas. La idea era empezar por saber quien lo había pintado y si lo había hecho con esas intenciones. En definitiva, cuanto había de mito. Y pese que el Niño que Llora no estaba por ningún lado, los testimonios aparecían por montones.

Una profesional cuyo nombre comienza con M describió que la imagen estuvo en su familia hasta el 89. "Relacionamos la cantidad de peleas que hubo en la casa con la presencia de la figura. De hecho, después de quemarla (fue antes de una Navidad), no hubo mas conflictos ni escándalos".

La comerciante Soledad Jara (39) siente que el cuadro del Niño que Llora marco buena parte de su vida: "Cuando era chica, teníamos una vecina que era amante de mi papa (sin que nosotros lo supiéramos), que le regalo esta imagen. Y luego de que lo pusiera al lado de la escalera empezaron los problemas: el mas grave es que se fue mi mama de la casa. A nosotros nos empezó a dar miedo el cuadro y, cuando mi papa salia, lo escondíamos en la despensa o en el tercer piso. Lo sacábamos solo cuando el ya estaba por llegar. Un día le dijimos que nos daba miedo, y nos ordeno dejarlo definitivamente en la despensa. Al otro día, el se quedo sin trabajo. Se que no es creíble, pero desde entonces tuvimos mas y mas pobreza. Siete años de miseria. Y yo recuerdo que me puse rebelde y que, incluso, una noche de San Juan trate de invocar a satanás. Nos iba mal en todo. Hasta que una señora nos dijo que había que regalar el cuadro para terminar con la maldición, pero a nosotros nos daba lata regalarlo, porque le podíamos hacer daño a alguien. Un día, un cercano nos pidió que se lo diéramos, y así lo hicimos. Yo a veces me siento culpable, porque después de eso choco el auto, perdió su casa y se fue al sur. Nunca mas supe de el... Eso fue en el 88, me acuerdo bien porque a la semana a mi papa lo contrataron en una empresa, después de siete años de cesantia y de trabajar en lo que fuera".

Mucha gente recuerda la historia, ya sea porque tuvo al famoso Niño en su casa o, simplemente, porque la escucho. Sin embargo, dar con un oleo o poster hoy es casi lo mismo que encontrar una aguja en un pajar. Una pista esperanzadora surgió entremedio: "En el restoran La Pica de Lucho Jara lo tienen", soplaron por ahí. Pero Luis Jara (el dueño del local, no el cantante), ya no lo tenia. "Estuvo aquí hasta hace algunos meses, pero siempre venia una universitaria y me pedía que se lo regalara. Hasta que un día se lo pase", explica. Don Luis, muy amable, quedo pensativo con aquello del cuadro y, para ayudarnos, comenzó a averiguar donde estaba la joven. Le pregunto a unos compañeros de esta, que eran clientes de su restoran, donde poder ubicarla. Pero ella había congelado su carrera y estaba inubicable.

Sin embargo, había un dato mas. Impresos San Isidro, ubicado en Arturo Prat, era el lugar donde se hacia en serie el poster. "En esa época se trabajaba con películas y cuando el rumor empezó a correr tan fuerte, se dejo de vender y no lo hicimos mas. No trabajábamos con sistema computacional como ahora. Puede que este por ahí la película original de esa imagen, pero ya debe estar velada", explica un funcionario del lugar, quien acto seguido, entrega información de otros sitios donde podía existir una copia. La búsqueda entonces, siguió con una copia en blanco y negro, bajada de internet. Pero no hubo suerte.

En la Plaza de Armas dijeron que hace muchos años no ven una reproducción del pequeño. "Pero ese señor de polera roja es muy rápido y, si necesitas uno, te lo puede hacer", advirtió un artista. Podía ser una opción buena al no encontrar un poster o lo que fuera de esa época.

Efectivamente, el personaje de polera roja se intereso en pintar por encargo. Eso hasta que vio la figura extraída de internet. "Ah no, yo te pinto cualquier cosa que quieras, menos eso. Tengo una historia muy desagradable", dice, y no quiere ahondar en el tema. Entrego datos de otro lugar. Lo mismo hicieron en ese destino. Era necesario seguir buscando.

En el Chile de los 80 se decía que un periodista y un famoso conductor habrían muerto de sida; que otro animador había sido intervenido en una clínica para extraerle un preservativo desde el trasero y que en un programa infantil se maltrataba a los niños durante los comerciales. Esos eran los mitos populares "faranduleros" por llamarlos de alguna manera, pero había otros ligados a tragedias. Como el caso de Miguel Angel, el niño "elegido" de Villa Alemana, quien dijo que la Virgen de ese lugar había pronosticado una catástrofe nacional y que el pez protegería los hogares. Muchas personas compraron el pez (ictus), pero luego el asunto se empezó a enredar y Miguel Angel confeso años después que el era una mujer. O sea, Karole.

Del cometa Halley (sobre el que se escribió, pero que finalmente muy pocos vieron con claridad) se decía que iba a chocar con la Tierra... y así. En este contexto, surgió el mito del Niño que Llora.

Pero como nace un mito? Es una tarea difícil o quizás imposible de rastrear. Por algo son mitos, claro. Según la leyenda, este cuadro nació en España -curiosamente en los Años 50, en la era de Franco- y se habría extendido a otros países como Turquia, Argentina y Chile. Pero sobre el supuesto autor se sabe muy poco. Sitios en internet (hay foros y blogs que hablan del tema) señalan que lo habría pintado el sevillano Bruno Amadio, alias Bragolin, pero no aparecen elementos biográficos de tal autor. Solo datos que alimentan la leyenda: Bragolin habría pintado a este rubiecito en un orfanato. Poco después que el pequeño poso para el pintor, el orfanato se habría incendiado. El espíritu del huérfano, entonces habría quedado atrapado, y ahí partiría la maldición. El supuesto Bragolin habría pintado otros 27 cuadros de niños llorando. De hecho, en Chile también se vendió una versión femenina, aunque en menor cantidad: La Niña que Llora.

El curador de arte Ernesto Muñoz duda de la existencia de este pintor y cree que "pudo ser una empresa publicitaria" la creadora del cuadro. Ademas, Muñoz recuerda que este fenómeno de comprar por montones un cuadro o poster pertenece a la masificación del arte, cosa que ocurre en todas las épocas y donde juegan elementos extras a la creación. "A fines del siglo pasado casi todo el mundo tenia en sus casas La Zamacueca (del pintor chileno Manuel Antonio Caro), y en los ´70 los cuadros de Hamilton se colgaron con la misma rapidez que se fueron", dice restando importancia al mito del Niño que Llora. Un dato interesante: en el Centro Cultural de España no conocen a Bragolin.

La profesora de artes plásticas Paula Valdes Bowen acepto hacer un análisis artístico del cuadro: "Este retrato pertenece al estilo realista y, como dice la palabra, muestra la realidad emocional de un niño. Esta envuelto en una penumbra de claros y oscuros, lo que le da un carácter dramático. Las creencias que les otorga el sentimiento popular, tienen que ver con el encuentro del espectador frente a la obra. Es decir, con como se comunica la obra en la experiencia del que la ve. Dicho de otra forma, el espectador puede ver la pena, la inocencia, el abandono y otras emociones que le transmite el niño. Pero también puede verlo como belleza, delicadeza, elegancia". Bowen señala que el sentimiento popular se transmite a las personas desde un líder de una comunidad que ensalza y da un valor trascendente a la obra. El pueblo que la observa, según afirma, vera lo que su líder le otorgo como valor. "De ahí nacieron los iconos de diferentes religiones en la historia".

Pero el niño no aparece. Caminando de tienda en tienda, por la calle Sazie, por la feria Santa Lucia, por un caracol en estación Central y cerca de la Casa Colorada, se recogieron historias: dicen que en los ´80 un señor "bueno pa tomar" lo pintaba por $ 5.000 en un par de horas y luego se emborrachaba con la plata, pero que nunca lo volvieron a ver.

Finalmente, estaba la pista crucial. Patricio Sanchez, el ideologo de las fiestas kitsch, lo atesoraba en un rincón junto a una antigua bebida cola Free y a unas muñecas ochenteras. "En Puente Alto, en la casa de unos tíos donde yo viví hasta los 5 años tenían el poster. Como todo el mundo, yo escuche la historia, pero nunca tuve miedo. No soy supersticioso. Hace unos cuatro años mande a hacer una copia del cuadro de mis tíos y la enmarque. Esa es la que tengo. Y me ha ido muy bien. Mis tíos lo siguen teniendo también. Pero hay gente que repele la imagen y me preguntan por que la tengo. Si piensas en regalarlo, mucha gente te lo devolvería. Yo siento que hubo una discriminación injusta con este cuadro. Finalmente, es como si la gente lo hiciera llorar", dice Sanchez. Este productor cuenta que en aquella época decían que no importaba donde el espectador se ubicara, que los ojos del Niño siempre estaban mirando. Pero el dice que eso sucede con cualquier cuadro. El próximo año, Sanchez ocupara la imagen del pequeño en sus campañas publicitarias ligadas al mundo kitsch. Como para hacerle "justicia" de una vez por todas al ni?±o de las lagrimas inquietantes.



"Revista Mujer" La tercera

acá un vídeo de Reportajes

http://www.chilevision.cl/home/index...124&Itemid=269


Niños Llorones

Bruno Amadio, popularmente conocido como Bragolin, es un pintor italiano afincado en España tras la segunda guerra mundial de fama algo extraña. Es el supuesto creador de una serie de dibujos conocidos como los Niños Llorones.

Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el Diablo para que sus pinturas fueran bien recibidas por la sociedad. Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando. Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato. Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño.

Al igual que otros cuadros como El Grito de Munch, han transcendido el mero hecho pictórico. La gran expresividad y simbolismo que reflejan, emanada de la sensibilidad de autor e influidas por los acontecimientos sociales del momento, hacen de estos motivo de fábulas que nunca han sido corroboradas a ciencia cierta.
Se dice que este cuadro atrae desgracias a quienes lo posean. No obstante, ha sido el cuadro de mayor difusión de este artista, siendo muy solicitadas sus reproducciones en países como España, Inglaterra o Chile, ya que algunos le interpretan una función de protección a los niños pequeños

(wikipedia)



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otra arista de el mito


Cuenta la historia que en él retrató a un niño de un orfanato. Años mas tarde el orfanato se incendió y el espiritu del niño quedo atrapado en la pintura.

Desde entonces, se dice que quienes poseen el cuadro sufren desgracias y muertes, pues el cuadro esta maldito.

En los 50's se dieron muchos casos de casas incendiadas donde todo se encontraba destrozado y quemado, cadáveres carbonizados y lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño.

Se dice que al ver el cuadro, uno siente como el niño de ojos llorosos y mirada tierna te sigue con la mirada, y te pone los pelos de punta. Mucha gente posee este cuadro, pero dice que solo ataca a aquellos que descubren que el cuadro esta encantado. En la noche se escuchan lamentos lejanos, el niño sale del cuadro sube a tu habitación y te mata, si es que no mueres antes de la impresión al ver su rostro endemoniado .Luego incendia la casa con todos adentro y borra así la evidencia de su crimen.

ademas la gente dice que si das vuelta el cuadro 90º se ve como un mounstro se come al cabrito