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lunes, 31 de mayo de 2010

La mayor traición de un Rey en la Historia, Rumania 1944

Al comenzar el año 1944 la situación se había convertido en un calvario para Rumania que temblaba de auténtico terror ante la proximidad del Ejército Rojo en sus fronteras. Nada más empezar Enero de ese año una delegación fue enviada a El Cairo, Egipto, por orden secreta del Rey Mihail I para negociar un armisticio con los Aliados, sin embargo estos se negaron porque no podían firmar nada sin el visto bueno de la URSS, así que los negociadores tuvieron que marcharse con las manos vacías sin saber que en la Conferencia de Teherán del año 1943, estadounidenses y británicos tenían ya pensado regalar Rumania a Iósif Stalin.

Por otro lado el Conducator de Rumania Ion Antonescu tenía también sus contactos con la URSS y los Aliados en Estocolmo, Suecia, él también esperaba un armisticio siempre que la integridad territorial del país fuera respestada, algo que el Rey cada vez le parecía dar menos igual. Como de las reuniones en Estocolmo y El Cairo no se sacó nada en claro porque los Aliados les obligaban a negociar con Stalin, Antonescu decidió planear la defensa de su país, ante los rusos ya en la frontera de Besarabia, y comprometerse con los alemanes a que ellos también lo defendieran.

Preparativos de una conspiración

Mientras se sucedían las intrigas políticas y palaciegas el frente rumano-soviético en Besarabia se había estabilizado, algo positivo que daría un tiempo más que suficiente para preparar la defensa de Rumania. Pero el Rey Mihael I tenía decidida la puñalada por la espalda que iba hacer contra su pueblo en complicidad con Iuliu Maniu, líder del Partido Campesino.

Por otro lado el Partido Comunista Rumano que había crecido un poco durante esos años se asoció al Partido Socialista Rumano en el llamado Frente Patriótico Antihitleriano según las directrices que seguían desde Iósif Stalin en Moscú y del Komitern. Al principio la estrategia de unirse a partidos de derechas no funcionó en Rumania, pero en el verano de 1944 se aglutinaron todos instigados por el Rey en el Bloque Nacional Democrático. Los partidos conservadores sólo se unieron a los de izquierdas para que hicieran de mediadores cuando llegara la hora de negociar con la Unión Soviética, sin embargo la intención de los marxistas era otra, hacerse con el poder una vez el Ejército Rojo se hubiera acantonado en el país. Stalin ya lo había planeado todo meticulosamente, para coaccionar a la población de Rumania emplearía a la 1ª División Rumana de Voluntarios Tudor Vladimirescu, compuesta por comunistas rumanos.

Ni Antoncescu ni Adolf Hitler se explicaban a que venía todo aquel circo, gran parte de la opinión pública denuciaba muchos de estos secretos políticos y la inmensa mayoría del pueblo rumano apoya al Conducator en su plan de resistir. Aún así Alemania equivocadamente tenía puesta la confianza en Rumania, para ayudar a los rumanos a defenderse de la URSS la Wehrmacht envió a su aliado la 10ª División Panzergrenadier y la 13ª División Panzer, ambas serían puestas gentilmente bajo mando del general rumano Radu Korne. La última entrevista entre Antonescu y Hitler tuvo lugar el 6 de Agosto de 1944, el Führer preocupado ante las nuevas medidas que estaba llevando a cabo el Rey dijo a su amigo: “Conducator, no vaya a Palacio”.

La intención de Mihail I con todo lo que se estaba cocinando no era precisamente el hacer amistad con los aliados ni buscar la mejor opción al país, lo único que le movía era traicionar a los alemanes y a su pueblo para convertirse en un Rey absolutista y supremo, y así poder cumplir el sueño fracasado de su padre Carol II. Lo que no sabía es que aliándose con los comunistas para este fin era un suicidio, pues estos tenían la misma hambre de imponer la revolución y no dudarían en eliminar al Rey una vez ya no fuera necesario. El plan para la traición no se pudo hacer de la peor forma posible, el Rey rendiría Rumania invocando un armisticio una vez que los soviéticos lanzaran la ofensiva, pero eso no era una amnistía, sino una capitulación, por lo que los rumanos estaría a merced de los rusos y estos tendrían poder absoluto para hacer con ellos lo que quisieran. El afán de poder del Rey le cegaba en el gran error que estaba cometiendo, el mismo se había sentenciado al entregar al pueblo rumano dentro de un paquete adornado con un lazo al mismo Stalin.

La Unión Soviética inició la ofensiva contra Besarabia el 19 de Agosto de 1944, el frente no tardó en colpasarse y no pasó mucho tiempo hasta que las líneas defensivas rumano-germanas comenzaron a derrumbarse. Con la confusión que reinaba en el frente, Mihael I tenía todas las facilidades para poner en marcha su golpe de Estado, el momento había llegado.

La Traición

El 23 de Agosto de 1944, el Conducator Ion Antonescu acudió al Palacio de Mihail III, nada más llegar su sorpresa no pudo ser mayor, guardias reales armados lo detuvieron y se lo llevaron de allí. Una vez solucionado el problema de Antonescu, Mihail I comunicó por radio a la nación entera que Rumania se rendía a los Aliados en un armisticio, algo que era totalmente mentira, pues nadie había firmado nada.

Los primeros en recibir la triste noticia fueron los oficiales rumanos en el frente, a los cuales se dijo que contactaran con los mandos rusos y rindieran las tropas. Los soldados rumanos confiando en su Rey izaron banderas blancas ante la sorpresa de los soviéticos. Y es que los rusos no sabían nada de ningún armisticio porque ciertamente no lo había habido. Por tanto como la Convención de Ginebra indicaba que si un ejército se rendía sin haber acuerdo entre las dos partes no era un armisticio, sino una capitulación, por lo que dicho ejército y país se encontraría a merced del otro siendo hechas prisioneras todas sus tropas. Aterrados los soldados rumanos comprobaron como el Ejército Rojo los hacía prisioneros, no entendían por qué, ya que en un armisticio no se capturaba al bando perdedor, lástima que no supieran que el Rey les había engañado y aquello era una capitulación. Era la mayor vergüenza jamás vista en la Historia Militar del Jefe de un Estado frente a sus soldados, nunca se había visto antes a un Rey entregando a todo su ejército formado por hombres que confiaban en él, rostros de jóvenes manchados aún por el barro de la guerra que eran regalados al contendiente enemigo, el cual no tendría escrúpulos con ello. El miedo, impotencia y desconcierto que sintieron aquellos pobres soldados al hacerles prisioneros el Ejército Rojo cuando su Rey les había dicho que bajaran las armas sin defenderse y se entregaran porque no pasaría nada, fue averrante, cada una de las tropas del ejército rumano habían saboreado al cien por cien lo que era una verdadera desilusión.

Lo peor de todo es que se podía haber evitado esto fácilmente, Finlandia había hecho un armisticio sólo unos meses antes sin que el Ejército Rojo ocupara el país ni hiciera prisioneras a sus tropas, pero en el caso de Rumania el Rey estaba ávido de poder y le daba igual entregar a la nación entera con tal de ser el monarca absoluto de su Reino.

El ejército rumano no fue el único perjudicado, miles de tropas alemanas se concentraban en Rumania para defender voluntariamente el mismo país que acababa de traicionarles y declararles la guerra. No obstante, los soldados rumanos en posiciones retrasadas que no habían caído en manos del Ejército Rojo no atacaron a los alemanes, a los que consideraban unos compañeros de armas tras tres años de guerra, de haber tomado el rancho juntos y compartido buenos y malos momentos en el frente. Gentilmente los rumanos permitieron el paso a los alemanes, y también algunos soldados húngaros, para que se retiraran de Rumania hacia Hungría y así salvar la vida de los rusos. Eso supuso el desmoronamiento del Grupo de Ejércitos Ucrania Sur en el Frente Oriental. Tras saber la noticia Hitler se sintió abrumando, no sólo por el desastre militar que eso suponía, sino también porque había considerado a Rumania una nación amiga a la que había armado durante años, financiado y ayudado. Furioso y colérico por la traición el Führer ordenó bombardear el Palacio del Rey Mihail I ese misma tarde para matar a la família real. La aviación alemana Luftwaffe apareció sobre Bucarest y lanzó sus bombas contra la residencia del soberano que destruyó en parte, aunque Mihail I no fue alcanzado.

Peor lo estaban pasando los rumanos, cada hora caían millares en manos de los soviéticos como prisioneros, algunos eran ejecutados por pura diversión, sobretodo los oficiales, o bien por considerarlos antirevolucionarios según la doctrina bolchevique. El dia de la traición, 23 de Agosto, 130.000 soldados rumanos fueron capturados por los rusos y enviados en convoyes de trenes a campos de concentración y gulags de Siberia, lugares de los que era dificl sobrevivir. Al dia siguiente, el 24, esta vez 175.000 rumanos fueron deportados a la URSS. En sólo 48 horas la ambición del Rey Mihail I había hecho que 305.000 de sus soldados que habían jurado defenderle fueran deportados a los campos de concentración de su enemigo.

'Pulse para ver la imagen en su tamaño original'Desde Moscú Stalin gozaba de emoción, siempre había querido aniquilar Rumania y su propio Rey lo había hecho por él. Ignorando el monarca lo que se avecinaba, el Ejército Rojo salió de la Besarabia y empezó a penetrar a través del interior de Rumania provocando un auténtico caos entre la población civil al ver a los soldados del Ejército Rojo saquear aldeas y violar mujeres. Mihail preguntó a Moscú qué se creía que estaba haciéndo, los rusos le respondieron que invadían el país al no haber habido ningún armisticio, por lo cual lo consideraban una capitulación siendo ellos los dueños absolutos de la situación. La estúpida y absurda confusión de términos entre “armisticio” y “capitulación” que había tenido el Rey Mihail I iba a pasar una factura muy cara a Rumania.

Rápidamente Mihail I envió embajadores a Moscú para firmar dicho armisticio, pero cuando llegaron a la capital soviética estos fueron humillados haciéndoles esperar durante casi dos semanas. Mientras tanto, el Ejército Rojo y la División Rumana de Voluntarios compuesta por comunistas entraron en Bucarest el 1 de Septiembre de 1944, el Rey Mihail I salió a recibir hipócritamente a aquellos que habían hecho prisoneros a más de 300.000 de sus soldados. El armisticio fue firmado el 12 de Septiembre de 1944, aunque no dejaba de ser una pura capitulación.

Consecuencias

En el exilio, los legionarios de la Guardia de Hierro que estaban en campos de concentración alemanes padeciendo también lo suyo desde el año 1941, castigo que tenían por haber intentado derrocar al Rey que ahora acababa de traicionar a su país, fueron todos liberados del cautiverio. Horia Sima, líder del movimiento, nada más salir del campo de Schasenhausen cerca de Berlín, echó en cara a los alemanes lo que venía advirtiendo desde hacía años sobre el Rey. Sorprendentemente los alemanes le ofrecieron hacer un gobierno en el exilio presidido por él desde Viena, Sima así lo hizo, pero no sólo incluyó a la Guardia de Hierro, sino a todas las fuerzas políticas democráticas exiliadas de Rumania a consecuencia de las redadas que el Ejército Rojo estaba llevando a cabo. El Gobierno Nacional Rumano en el Exilio representaría durante mucho tiempo a los rumanos que no quisieran tomar parte en una nación gobernada por un Rey que los había traicionado, o bien por un Estado comunista títere de la URSS.

No sólo el terrible destino que estaba sufriendo el pueblo y la captura entera del ejército rumano iban ser los únicos en pagar las consecuencias. El descabellado golpe de Estado de Mihail I acabaría con la imposición de un gobierno comunista que sumiría al país en la máxima ruina, expulsaría a la monarquía, gobernaría casi durante 40 largos años y provocaría la muerte a cerca de 1 millón de rumanos.

Cabe señalar que jamás un monarca por muy déspota que fuera había permitido que su ejército fuera entregado al enemigo, un Rey como tal, es el jefe y responsable de sus soldados, los ha de querer como si fuera su padre. El caso de Rumania en 1944, nunca había sucedido hasta la fecha en la Historia de ningún reino o país durante los largos milenios que ha existido la Humanidad, en que un Rey o gobernante, por muchas ansias de poder que tuviera, cediera de esa manera a todos los soldados de su ejército a la potencia enemiga para que hiciera con ellos lo que quisiera. En los años 90 del siglo XX la Historia del pueblo rumano juzgó póstumante al soberano, no merecía ser recordado como un gran dirigente ni un héroe con corona, los verdadores héroes murieron en el frente o en las gélidas tierras de Siberia.

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